Compartimos la Carta Abierta redactada por l@s compañer@s de ASF-Galicia:
En Arquitectura Sin Fronteras tenemos,
desde nuestra posición, la oportunidad y el privilegio de unirnos al mensaje de
la ciudadanía y adherirnos así a todas las voces que, rechazando el inmovilismo
irresponsable de nuestros gobiernos, exigen una respuesta humana y competente a
esta situación. Durante los últimos años estamos asistiendo al retrato
insoportable del éxodo de miles de familias. Todas estas imágenes se
convierten, cada día, en el testimonio incómodo y vergonzante del fracaso de
una sociedad.
EFE: Campo de refugiados sirios en Jordania |
Regatear con números es inadmisible.
No somos políticos, sabemos que la verdadera solución pasa por parar la guerra
que les ha expulsado de su tierra. A nosotros nos corresponde ser un altavoz a
través de la incidencia política y adoptar un papel estratégico en las mesas de
trabajo para garantizar los derechos fundamentales de todas estas familias. El
refugio es la primera instancia de la habitabilidad y como tal nos concierne.
Tenemos la responsabilidad de coordinar nuestras capacidades con los organismos
públicos y las entidades sociales que están poniéndose en marcha. Por este
motivo, más que nunca, aunar esfuerzos y competencias resulta imprescindible.
De nada sirve actuar movidos por el sentimentalismo. Las acciones que se lleven
a cabo deben tener un carácter integral y encaminarse a resolver todas las
cuestiones que afectan, no sólo a la habitabilidad de estas familias, si no a
garantizar su acceso a la educación, a la sanidad y la integración en el
mercado laboral en el corto y medio plazo dentro de las estructuras de los
países de acogida.
Somos conscientes de que la gravedad
de la situación durante los últimos meses ha supuesto un revulsivo para toda la
sociedad. Pero no debemos olvidar que actualmente existen miles de personas
inmigrantes en nuestro país, procedentes de Siria o de otros países, que llevan
años sin ver reconocidos sus derechos más básicos y que ahora no pueden
quedarse fuera de las acciones sociales que se lleven a cabo. No creemos en
ponerle sufijos a la palabra emigrante. En nuestro mismo nombre viene implícito
que entendemos el derecho a un hábitat digno, y por tanto al refugio, como un
tema no delimitado por la geografía, la política o las fronteras. Inmigrantes o
refugiados, abandonemos los debates semánticos y comencemos a trabajar con las
personas. Para ello es fundamental no caer en el cortoplacismo adoptando
medidas de emergencia que a duras penas servirán como paliativo al problema
real. El mundo se agita ajeno a las agendas de los países y toda la estructura
de acogida que construyamos a partir de este momento debe tener un carácter
perentorio y perdurable. Sus vidas continúan aún lejos de sus hogares y es
nuestro deber procurar que la herida abierta en la existencia de estas personas
no se convierta en un abismo.
Para actualizar la
información a día de hoy os dejamos este enlace a un recién artículo de Desalambre delDiario.es
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