El
pasado 6 de septiembre un activista contra los desahucios y la especulación
urbanística se colgó poco después de las nueve de la noche de una farola de la
madrileña Puerta del Sol con una pancarta. La noticia
rápidamente se difundió en las redes sociales y en la prensa; el día siguiente,
después de más de 16 horas, el activista decidió bajar y fue detenido por la
Policía.
Activista en Sol |
Dejando de lado los contenidos de la importante reivindicación, hay un aspecto de la acción
realizada que llama la atención: el activista puede subirse a la farola e
instalarse ahí más o menos “cómodamente” sin que nadie le hiciera especialmente
caso por la sencilla razón que se encontraba en un espacio público, espacio en
el cual, por su propia naturaleza, pasan cosas inesperadas. Como dijo el mismo
“La verdad es que como en Sol pasan muchas cosas, ves de todo, nadie se
extrañó de ver a un tipo embadurnándose con cola los brazos. Podían pensar que
estaba allí preparándome para ganarme la vida o algo” Así es, en la Puerta
del Sol cosas que pasan hay muchas, desde la ya histórica primera concentración
del 15M en mayo de 2011 hasta los saltimbanquis y hombres estatuas de todos los
días, desde las casi diarias manifestaciones en defensa de los cada vez más
pisoteados derechos sociales hasta los turistas japoneses y los carteristas típicos
de cualquiera gran plaza que se precie. Cosas buenas y cosas malas, según los
puntos de vista, claro.
El espacio público, como bien nos recuerdan los compañeros
de Raons Publiques desde Barcelona o es “libre,espontáneo, impredecible e integrador” o no es. Si no fuera así más valdría olvidarse de
salir a la calle y quedarse en casa a ver la tele, que de impredecible e
inesperado tiene poco o nada.
Pero, si seguimos las normativas propuestas por el Ayuntamiento de Madrid en las últimas semanas, como la llamada Ordenanza de la Convivencia Ciudadana o las “pruebas de idoneidad” para músicos que quieran tocar en la calle, medidas que han causado una cierta polémica, parece que el consistorio confunda la ciudad “normal”, que es una ciudad en la cual pasan todas las cosas buenas y malas como las que se citaban anteriormente sin renunciar a ser el espacio democrático por excelencia del dialogo, de la imprevisibilidad y del conflicto, con la ciudad “normalizada” en la cual la norma escrita y sancionadora marca todas las pautas del comportamiento ciudadano. Sin entrar ahora en el merito de la biopolitica y las técnicas de control disciplinar de los individuos de foucaultiana memoria, es fundamental hoy retomar el debate sobre la naturaleza y el futuro del espacio público.
Pero, si seguimos las normativas propuestas por el Ayuntamiento de Madrid en las últimas semanas, como la llamada Ordenanza de la Convivencia Ciudadana o las “pruebas de idoneidad” para músicos que quieran tocar en la calle, medidas que han causado una cierta polémica, parece que el consistorio confunda la ciudad “normal”, que es una ciudad en la cual pasan todas las cosas buenas y malas como las que se citaban anteriormente sin renunciar a ser el espacio democrático por excelencia del dialogo, de la imprevisibilidad y del conflicto, con la ciudad “normalizada” en la cual la norma escrita y sancionadora marca todas las pautas del comportamiento ciudadano. Sin entrar ahora en el merito de la biopolitica y las técnicas de control disciplinar de los individuos de foucaultiana memoria, es fundamental hoy retomar el debate sobre la naturaleza y el futuro del espacio público.
Banksy |
Y así llegamos a PiensaSol,
recién estrenado concurso internacional de ideas para la ordenación del ámbito
de la Puerta del Sol, organizado por el COAM, el Ayuntamiento y la Comunidad de
Madrid. Entrar en el merito de los contenidos de las bases y de las formas
previstas para dar espacio a la participación ciudadana (que hoy en día no podía
faltar, of course) merece un post específico, pero desde ya nos quedamos
con la duda que bien expresa en un recién artículo el colectivo VIC:
¿Es Sol una prioridad en Madrid?
No tiene desperdicio uno de los comentario al artículo citado “Con esto de los concursos siempre tengo la sensación de que donde más hace falta y donde más puede aportar la participación es en la definición de las bases. Luego ya, sí, si acaso, vendrán los arquitectos. O los biólogos, o quien haga falta, según lo que digan esas “bases ciudadanas”. A lo mejor dicen que no tiene que venir nadie y que no tiene que haber concurso.”
No tiene desperdicio uno de los comentario al artículo citado “Con esto de los concursos siempre tengo la sensación de que donde más hace falta y donde más puede aportar la participación es en la definición de las bases. Luego ya, sí, si acaso, vendrán los arquitectos. O los biólogos, o quien haga falta, según lo que digan esas “bases ciudadanas”. A lo mejor dicen que no tiene que venir nadie y que no tiene que haber concurso.”
Web del concurso Piensasol |
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